sábado, 28 de agosto de 2010

Hatters Hostel

Una de las primeras cosas que hice antes de llegar a Birmingham fue reservar alojamiento temporal por unos cuantos días antes de buscar una habitación donde establecerme por una temporada.

En Birmingham, como en cualquier gran ciudad, hay diferentes tipos de alojamiento temporal: hoteles, albergues, bed & breakfast... En mi caso elegí el Hatters Hostel, por varias factores: por la puntuación de anteriores huéspedes, cercanía al centro, precio y al final también influyó que se podía desayunar las 24 horas del día, porque disponía de pan, mermelada, mantequilla, te y café (de comercio justo) a libre disposición, la verdad es que estaba un poco mosca sobre esto, porque no lo había visto en ninguno de los albergues en los que había estado antes, y me parecía de estas cosas de las que se pone en la página Web para captar incautos, pero al contrario, el albergue cumplíó y superó mis expectativas.

El albergue se encuentra relativamente cerca del centro, un paseo de unos 12 minutos a pie, en el 92 Livery Street, en el Jewellery Quarter o barrio de los joyeros, si bien la zona no tiene mucho de interesante, cerca está la Saint Paul's Church que arregla un poco lo fea que es la zona.



Tiene habitaciones individuales, dobles con televisión, y de 4, 6, 8 y 12 camas, todas con baño ensuite, y las dobles incluso con televisión. El staff es superamable, yo traté con algunos de ellos y todos intentan de ayudarte (por ejemplo, tenía que hacer fotocopias y me las hicieron allí, me dieron mapas y consejos sobre Birmingham, y cuando se acababa el pan, se lo pedías y te lo daban en mano), sobre todo recuerdo a Catherine porque le pregunté acerca de un cartelito que había en la entrada y me contó una historía curiosa sobre el edificio.


El albergue tiene un nivel aceptable de limpieza tanto las habitaciones, pasillos y terraza (sí, los fumadores tenéis una zona habilitada), a excepción de la cocina, donde hay hormiguillas pululando por ahí y el nivel de roña del menaje es considerable, pero esto no es problema si solo desayunas, yo es que me hacía de comer y más de un día tuve que hacer de tripas corazón. También fue casualidad, porque durante mi estancia en el albergue coincidí con dos sevillanas: Teresa y Ángela que trabajaban durante el mes de agosto en el albergue a cambio de alojamiento y comida y así aprendían inglés (aunque ya controlaban) y me contaron que el primer día les mandaron limpiar la escalera y cuando fueron a la tarea se dieron cuenta de que esa escalera no había tenido contacto con una fregona en su vida, pero vamos si no fuera por ellas, no sé cómo estaría antes el hostal.



La seguridad así, así, cada uno tiene una tarjeta (1 libra de depósito) y tienes que pasar 3 puertas hasta llegar a tu cama, pero no hay taquillas donde dejar tus cosas, así que el único candado para asegurar tus pertenencias es la confianza con tus compañeros de habitación, yo para ser sinceros, ni un solo problema.

La gente, la verdad es que es lo mejor de estar en un albergue, conoces gente de diferentes sitios y que comparten un rato charlando contigo de cualquier cosas, buen rollito la verdad, lo único malo es que los fines de semana suelen llegar grupos de coleguitas y suelen hacer mucho ruido cuando llegan boozer de los pubs, yo recuerdo haber charlado con varios italianos, un australiano, un polaco-canadiense, un nigeriano, vamos un poco de cado lado. Y sobre todo me hice amigo de un italiano, Marco, más majo que las pesetas, estuvimos practicando nuestro inglés y contandonos batallitas, así que cuando vaya por Módena o venga para Madrid, quedamos en llamarnos para tomarnos o unas tapas o una buena pizza.

En el sótano se encuentran las zonas comunes: cocina, comedor, salas de lectura, televisión (con tres sofás y TV con Sky) y la zona de ordenadores y lavandería, La cocinan tiene lo necesario por si quieres cocinar o guardar tus cervecicas fresquitas. Además dispone de conexión Wifi, aunque no llega a todas a las habitaciones. En definitiva, recomendaría el Hatters Hostel por lo que ofrece a un precio reducido, aunque tiene algunas cosillas que mejorar.

Y sobre la historia del edificio de Catherine: resulta que el edificio que ahora es un albergue, fue la fábrica donde se hizo el actual trofeo de la FA Cup, además de otros importantes trofeos deportivos, así que los brummies aficionados al fútbol están muy orgullosos cada vez que se juega la FA Cup, porque aunque el Aston Villa no la gane, un poco de Birminghan está en la final.

2 comentarios:

  1. Rublo Pole en este tu primer blog :P

    Me ha gustado la referencia Heidelberg ;)

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  2. Hombre Don Rubén,

    es todo un honor que usted haya sido el primero.

    Que bonito Heidelberg, fue lo más bonito de ese viaje, bueno, eso y el jaleo que organizaba Raúl por las noches ;D

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